Paseante al acecho en el decadente Madrid, el director consigue captar discretamente el instante historico. Morir en Madrid, acto II es una alegoria poética y mordaz de una ciudad sumida en el marasmo de la crisis. Un viaje a las cloacas de nuestras sociedades urbanas. Un corro barroco de «deshumanos» de carton que se contentan con existir y tener buenos modales frente a las anticuadas ideas seculares e invencibles. Una guerra perdida…Otra mas.